Hanlikool: comida de los dioses es un viaje antropológico de Julio Glockner a las costumbres ancestrales del pueblo maya, que revela aspectos fundamentales de la ritualidad y la cosmovisión mesoamericana.
En una pequeña comunidad del municipio de Hecelchakán, Campeche, los H’men —curanderos, hierbateros y guardianes de un conocimiento ancestral— resisten a la vorágine del tiempo. Su nombre es Dzotchén y ahí los pobladores mayas mantienen vivos rituales que conectan a las personas con la tierra, el universo y sus propios espíritus.
Julio Glockner, reconocido antropólogo mexicano y colaborador del Cupreder, ha documentado unas prácticas que revelan un mundo donde lo visible y lo invisible se entrelazan en busca del equilibrio de la sanación.
En este México de contrastes, la cosmovisión maya aún encuentra refugio en las manos de estos H’men, herederos de un legado que pervive en cada nueva generación.
Al fin, se trata de una relación de reciprocidad con la Tierra, en la que se le devuelven ceremonialmente los frutos que de ella se han obtenido, alimentándola simbólicamente.
El encuentro con los H'men
Los H’men no son simples curanderos. Su práctica trasciende la salud física para tocar lo espiritual y lo comunitario. En el corazón de su labor están las hierbas, los rezos y las ofrendas, pero también una profunda conexión con las fuerzas naturales que rigen la vida.
En esta inmersión de Glockner, las cámaras del Cepropie documentan el ritual del Hanlikool (también conocido como Hanlicol que, como tantos otros, es una ceremonia que reafirma la cosmovisión maya, donde todo —la tierra, el agua, los astros, e incluso las palabras— está vivo y en constante interacción.
El uso de plantas medicinales, cuidadosamente recolectadas, es una de las herramientas principales de los H’men. Sin embargo, lo que los distingue de otros sanadores es su capacidad para interpretar los signos del entorno y las palabras del mundo espiritual.
Con cantos y rezos, sus ceremonias restablecen el equilibrio cuando alguien ha roto las reglas sagradas que conectan a los humanos con la naturaleza.
En esta actividad ritual se depositan ofrendas con flores, alimentos y bebidas en los Cuyos (montículos arqueológicos), o en zonas arqueológicas descubiertas, donde habitan los espíritus de los antepasados que mantienen vínculos con el Inframundo, es decir, con el denso y oscuro interior de la tierra donde se gesta la vida vegetal que, mediante el trabajo humano empeñado en la agricultura, sabrán aprovechar las familias y los pueblos.
Mediación de mundos
Hanlikool: comida de los dioses permite entender que, sin los H’men, no solo se perderían los curanderos, sino los mediadores entre el mundo humano y el espiritual. Entre los rituales que Glockner ha observado se encuentra, justamente, el Hanlikool, mediante el cual los vecinos mayas “agradecen cíclicamente la ayuda prestada por los “dueños” y renuevan el pacto mítico que suscribieron los hombres con las deidades ancestrales de la tierra y de todo lo que en ella habita” (de Ángel García, 2014, pág. 113).
Son estas ceremonias las que sirven para pedir permiso a los “dueños” de la tierra antes de iniciar una siembra, o para apaciguar las fuerzas que causan enfermedades y desarmonías. Estas prácticas revelan una visión del mundo donde la enfermedad no es solo un fenómeno biológico, sino una ruptura en las relaciones entre humanos, dioses y naturaleza.
Por eso en Dzotchén, el H’men ocupa un lugar central en la comunidad. Y su trabajo no solo es atender a quienes sufren, sino también proteger a la colectividad de los desequilibrios que amenazan con fracturar su conexión con el cosmos.
Un documental importante
Participar, grabar y documentar las rituales in situ no es labor fácil y esta es la relevancia de Hanlikool: comida de los dioses. Para mejor seguir la evolución del ritual en el video, podemos destacar tres aspectos. El rol de las oraciones, por ejemplo, y su celosa preservación:
Las oraciones (payalchi'o'ob) de los ensalmos son los aspectos terapéuticos más difíciles de recabar en una investigación que analice los procesos curativos de la medicina tradicional maya, principalmente porque los especialistas religiosos que son los encargados de oficiar los rezos en una ceremonia de curación (en el caso de este estudio los h'meno'ob) son celosos de su conocimiento y además están conscientes de que son los encargados de mantener el orden cósmico establecido (a nivel micro, de la localidad donde reside) y realizar los cambios necesarios para su preservación (Casares Contreras 2007) y por tal motivo nadie más debe tener ese conocimiento. (Ramos Valencia, 2011, pág. 96)
Esas mismas oraciones cumplen una función precisa:
La viva voz de los h'meno'ob es un aspecto esencial–sustancial–vivo a través del cual nos podemos acercar a la nosotaxia (clasificación de las enfermedades) del pueblo maya. Las oraciones declamadas y cantadas (en maya) durante una ceremonia de curación son una fuente rica de información que nos ayuda a entender los elementos que constituyen la curación del cuerpo dentro de la cosmovisión maya (Ramos Valencia, 2011, pág. 96)
La intermediación espiritual es, por lo tanto, la misión que se imponen las familias de hierbateros:
Es de esta forma que la función del h'men es la de fungir como un intermediario entre lo mundano y lo supramundano; y es a través de esta función que él es capaz de recibir como carga a un dios y que la voluntad de éste se exprese (o revele) a los hombres por medio de él. Este llamado de los Dioses se expresa en los h'meno'ob por medio de los sueños y puede darse de manera voluntaria e involuntaria, y de manera pacífica o violenta (Ramos Valencia, 2011).
Gracias a una afortunada coincidencia en la investigación, este video puede mostrar a dos generaciones de hombres sabios (h’men), padre e hijo, que son sanadores reconocidos en su comunidad.
Las escenas con don Dolores Ortiz Caamal fueron filmadas en 2007 en una entrevista realizada por Antonella Fagetti y Javier Hirose; las escenas filmadas 14 años después, en 2021, corresponden a la entrevista realizada por Julio Glockner a don Mariano Ortiz con el apoyo del señor Avelino Poot Caamal.
Tradición renovada
El visionado de Hanlikool: comida de los dioses permite entender tanto la pervivencia de los H’men como los retos que enfrentan unos sanadores que no contraponen su conocimiento a la modernidad, sino que sostienen tradiciones susceptibles de modificarse con el mundo que los rodea porque la tradición, en la perspectiva de Julio Glockner, no implica inmovilidad, sino transmisión de una generación a otra de aquello que se considera esencial.
Referencias
de Ángel García, D. (2014). El pasado en el presente: Las moradas de “los antiguos” en la cosmología maya peninsular actual. Estudios de cultura maya, 43(43), 99-126. Obtenido de https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0185257414703260
Ramos Valencia, J. E. (2011). La difícil tarea de ser H'men. Ketzalcalli, 2, 93-114. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/319122323_La_dificil_tarea_de_ser_Hmen
Comments