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El despojo como sistema: Andrés Barreda

Foto del escritor: Onodet MéxicoOnodet México

Actualizado: 20 nov 2024

El economista Andrés Barreda advirtió, durante el Encuentro Peninsular de Comités y Defensa del Territorio, que el capitalismo atraviesa su fase más destructiva, una "acumulación terminal de capital" que nos despoja de tierras, agua, biodiversidad y hasta del código genético, poniendo en riesgo la supervivencia humana.


Andrés Barreda, Onodet
Andrés Barreda en Dzitbalché / Imagen: Iván Nava


En el Encuentro Peninsular de Comités y Defensa del Territorio, celebrado el pasado 15 de noviembre de 2024 en la Universidad Intercultural de Campeche, Andrés Barreda, economista de la UNAM y coordinador del Pronace Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes del Conahcyt, sintetizó las cinco ponencias del evento y las convirtió en una exposición contundente sobre el estado actual del capitalismo, las consecuencias del neoliberalismo y las posibilidades de resistencia desde las comunidades organizadas.


“El tema transversal planteado por todos fue el despojo, dicho en 15 o 20 formas distintas”, inició Barreda, quien hizo un resumen de las presentaciones del evento. “Hablamos del despojo de tierras, del agua, de la biodiversidad y hasta de la atmósfera, con los bonos de carbono que se manejan como control de mercado por un conjunto de empresas”, explicó.

Se entiende así el título de este artículo:


“El tema transversal planteado por todas las ponencias fue el despojo, ejemplificado en 15 o 20 formas distintas”, inició Barreda, quien hizo una síntesis de las presentaciones del evento.


“Hablamos del despojo tradicional de tierras tanto rurales (agrarias y ganaderas) pero también de las urbanas (inmobiliarias y muy especialmente turísticas), de los recursos minerales pétreos, de las aguas subterráneas (los cenotes sagrados y el sistema de ríos subterráneos); también nos referimos a los mares y playas; a la energía no fósil (solar y eólica), a la biodiversidad selvática, dentro de la cual se encuentra la gran variedad de abejas meliponas y convencionales, todas polinizadoras de los ecosistemas selváticos; hablamos de la atmósfera (que se la comercia mediante los bonos de carbono), así como del patrimonio cultural que se privatiza y mercantiliza, permitiendo que todo lo anterior sea la base para el acaparamiento y el cobro de diversos tipos de rentas, por un conjunto de empresas regionales, nacionales y transnacionales”, explicó.

Con una combinación de análisis histórico, económico y social, Barreda invitó a reflexionar sobre la profundidad de los procesos de acumulación capitalista y el impacto devastador que estos tienen sobre las comunidades, los ecosistemas y la humanidad misma.


El despojo: de la tierra a los polinizadores y el código genético


Barreda situó el fenómeno del despojo en un contexto global, comenzando con la acumulación originaria de capital en el siglo XVI, término acuñado por Karl Marx en Das Kapital. Este proceso, explicó, fue el acto fundacional del capitalismo: arrancar a las comunidades de sus tierras, romper el cordón umbilical que las vinculaba con su entorno y someterlas, como población despojada, a una lógica mercantil que las forzara a la venta de su fuerza de trabajo.



“Estamos como en el siglo XVI, pero peor. Pues en aquel entonces se trataba del despojo de las tierras, pero ahora en esta suerte de “un segundo siglo XVI” hablamos de despojar a las comunidades y los pueblos de todo: tierras, agua, biodiversidad, o incluso realidades tan sofisticadas como el código genético de la vida”, afirmó.

Como un ejemplo del complejo despojo que se padece recordó que “a las comunidades de Yucatán de hoy en día por diversos medios se les despoja del cultivo milenario de sus abejas, pero por ahí se les despoja del mundo”, pues, citando la aguda presentación de la Dra. Cessia Chuc Uc, ocurre que el fin de las actividades apicultoras significa el fin de su papel como los polinizadores de sus ecosistemas, de su mundo y el planeta.




Lo cual se trasluce en la relación que la lengua maya expresa mediante la palabra “Kaab” (pues esta significa tanto “miel” y “abeja”, como “mundo”).


Barreda denunció la manera en que los menonitas, con prácticas agroindustriales intensivas, amenazan no solo la biodiversidad de la Península de Yucatán, pues también se despoja a todas las comunidades vecinas y regionales de su salud fisiológica.



“No solo están matando abejas, también están condenando a los niños a padecer enfermedades degenerativas y mortíferas. Las leucemias infantiles, la insuficiencia renal crónica y las enfermedades autoinmunes están creciendo debido a los venenos que usan sin regulación alguna”, sentenció.

El Tren Maya: soberanía y contradicciones


Barreda dedicó una parte de su análisis al proyecto del Tren Maya, destacando tanto sus potenciales beneficios como las profundas contradicciones que lo acompañan.


En su visión, el Tren Maya es una estrategia para recuperar el control soberano del Estado mexicano sobre la Península de Yucatán, una región cuya integración con el resto del país ha sido históricamente débil y requiere, por lo tanto, una mirada geoestratégica de largo alcance.



tren maya, Andrés Barreda
Guardia Nacional y Tren Maya: simbiosis de Estado / Imagen: Iván Nava
“El Tren Maya no es solo un proyecto de infraestructura, sino un esfuerzo por vincular la Península con el resto de México y evitar que quede totalmente subordinada a los intereses de Estados Unidos y las empresas trasnacionales. La Península de Baja California y la de Yucatán han sido históricamente territorios geopolíticamente vulnerables”, explicó.

Sin embargo, Barreda también subrayó que este proyecto enfrenta enormes desafíos y contradicciones.


“El terreno está tan minado, literal y figurativamente, que el Tren Maya no será suficiente para resolver los problemas estructurales de la región. Además, está atrapado entre la presión de los intereses internacionales y las necesidades locales”, señaló.

La acumulación terminal de capital


Durante su intervención, Barreda presentó el concepto de acumulación terminal de capital para describir el momento actual del capitalismo. Este proceso, argumentó, no solo implica la apropiación de recursos, sino que amenaza la supervivencia misma de la humanidad.





“El capitalismo nace chorreando lodo y sangre, y lo que vemos ahora es una intensificación de esa lógica”, expresó, citando, de nuevo, el capítulo XXIV del tomo 1 de El Capital de Marx.

Entonces, lo que sucede hoy en día es que

“El capital cada vez tiene más dificultades para sostener sus tasas de ganancias, y para evitar o contrarrestar la caída de la tasa de ganancia, intensifica todo tipo de despojos. Pero este proceso tiene un límite: la degradación creciente de la calidad de la vida y la cólera de las comunidades”, advirtió.

Sin embargo, Barreda reconoció las contradicciones del momento actual:

“El neoliberalismo se está derrumbando, pero no el capitalismo. Lo que viene puede ser una forma de capitalismo aún más violenta, si bien eso dependerá de lo que hagamos como sociedad durante todo este periodo de crisis”.

Un sistema diseñado para el despojo


El economista analizó cómo el neoliberalismo estructuró al Estado mexicano para servir al capital transnacional.


Puso como ejemplo la reforma energética de 2014, que permitió la entrada de empresas privadas al sector petrolero, y recordó que esta reforma fue el resultado de una ingeniería jurídica e institucional que comenzó desde 2008.


pacto por México, reforma energética
Pacto por México, cuando la partidocracia se vendió completa al capital / Imagen: cortesía del gobierno de México
“Durante el neoliberalismo, Conagua actúa bajo una lógica de despojo sistemática. Los minerales estratégicos y las infraestructuras (ferrocarrileras, portuarias, carreteras, etc.) del país fueron concesionados, privatizados y desnacionalizados. Pemex fue fragmentada en cuatro empresas por recomendación de consultoras como McKinsey. Este no fue un error ni un exceso; fue una estrategia fríamente diseñada para privatizar todas las riquezas claves por pedazos”, explicó.

También mencionó cómo las grandes corporaciones transnacionales, apoyadas por firmas de auditoría, como Deloitte o PricewaterhouseCoopers, rediseñaron todas las leyes fundamentales y, a partir de ahí las competencias institucionales que beneficiaron el interés particular de una serie de grandes empresas privadas.


“Recientemente en Durango se encontró el yacimiento de oro más grande del mundo, pero pertenece a una empresa privada que no pagará impuestos. Y ello sigue siendo así porque el Estado se lo organizó a profundidad para que toda su estructura sirviera a intereses privados”, afirmó.

Barreda subrayó que esta dinámica de despojo no se limita a los recursos tangibles.


“El lenguaje de las máquinas, el software, los sistemas genéticos o el lenguaje reproductivo de los seres vivos, todo se privatiza".
Sian Ka´an
La Reserva de la Biosfera Sian Ka´an (1987), una ANP "cedida" al sector privado / Imagen: cortesía del gobierno de México

En concordancia las Áreas Naturales Protegidas (que en algún momento de euforia fueron catalogadas como bancos genéticos), como Sian Ka’an, se manejan bajo lógicas mercantiles”, dijo, denunciando un espectro de despojos cada vez más amplio.


La resistencia desde las comunidades


A pesar del panorama sombrío, Barreda destacó el papel fundamental de las comunidades organizadas como la única esperanza para enfrentar la acumulación terminal de capital. “Las comunidades o la organización comunitaria son la única salvación de la humanidad. Es todo”, afirmó con contundencia.



4ta Transformación
Los presidentes de la 4ta Transformación en Palacio Nacional / Imagen: cortesía del gobierno de México

Reconoció los esfuerzos del gobierno mexicano por frenar algunos procesos de despojo, como la cancelación de concesiones mineras especulativas o la reforestación del país, pero señaló que el cambio estructural requerido es mucho más profundo.


crisis socioambiental, México,
La crisis socioambiental de México: retrato alegórico / Imagen creada con Copilot IA
“La Cuarta Transformación no es lo mismo que los gobiernos anteriores, pero tampoco llegó a cambiar todo. El proceso de despojo es demasiado profundo”, admitió.

Barreda llamó a construir nuevas redes de resistencia que vinculen a las comunidades con científicos y activistas, mencionando su trabajo en la organización de una Convención Nacional de Pueblos Envenenados.


“No resolvimos nada, pero aprendimos mucho sobre la extensión y profundidad de los procesos de contaminación tóxica, sobre sus consecuencias en la salud humana, así como la forma viciada que tienen las leyes, normativas e instituciones públicas para nunca atender este tipo de problemas. Lo que a partir de ahora nos puede ayudar a precisar exigencias y propuestas de participación comunitaria y científica para solución de los problemas”, confesó, enfatizando la importancia de seguir articulando esfuerzos.

Conclusión: actuar frente a la adversidad


Barreda cerró su intervención con un llamado a la acción colectiva, evitando la sectarización que rompe todo horizonte de lucha:


“Hay que caminar juntos, organizarnos y defender la soberanía nacional. Este es un momento crucial en nuestra historia, y no podemos quedarnos de brazos cruzados”, declaró.

Con una mezcla de análisis crítico y esperanza, Barreda nos instó a mirar de frente los desafíos actuales y actuar con conciencia histórica.


“Miren la muerte a los ojos. La lucha es difícil y fea, pero es una lucha por la vida misma”, concluyó.

La "pesada cruz" que cargan las generaciones actuales es saber que la supervivencia de la humanidad se juega en este siglo incierto.


Las palabras de Barreda en Dzitbalché pusieron de relieve los desafíos que enfrenta la Península de Yucatán, pero también ofrecieron una plataforma para reflexionar sobre las alternativas que aún son posibles en un mundo que se debate entre la devastación y la esperanza. Así que la moneda sigue en el aire.






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